20 de agosto de 2013

Grito desde el fondo del mar

Pareciera ser que...Basta, es mi mente de nuevo, tratando de resolver problemas que no entiende. Hechos cronológicos que pegan la vuelta, como si nunca hubieran pasado, como recreándose tratando de ser diferentes a lo que fueron. ¿Somos diferentes o somos los mismos? Y ¿qué es un recuerdo, más que una interpretación que se hace en el presente? Ya no alcanza, mi nariz llora por los aromas que nunca pudo sentir, y mi garganta pica por las cosas que quedan sin decir. Explota el cuerpo una vez más, reclamando atención, pidiendo que me ocupe de él, que le de lo que desea. Ya no me reconozco, ¿fui yo quien dijo eso?
¿Dónde están los cierres, dónde están los comienzos? ¿Estoy condenada a los mismos vaivenes para siempre? Tantos ingredientes y ninguna receta, tantas posibilidades y nada con qué satisfacer el hambre insaciable. Son siempre las mismas respuestas que nada responden, los mismos obstáculos riéndose de mí. Quiero demostrarles que se puede, quiero romper los límites, quiero cambiar. Quiero entender todo lo irresuelto, ubicar las piezas, darles sentido y razón para estar ahí, como si así pudiera encontrar el sentido de mi existencia, mis presentes, pasados y futuros. Las acomodo y se revuelven, rebeldes; se alejan. Andá si querés irte, ¿qué puedo hacer? Es como querer agarrar el aire con las manos, o evaporar las nubes con la mente... cosas imposibles como coherentes.
El problema es que hay algo en mi que no me deja perderlo de vista, mantengo las piezas en un mapa de conexiones infinitas, esperando que se revelen los caminos y las circunstancias, sosteniendo barriletes que quieren ir con el viento, no quedarse en la tierra. Veo cómo vuelan, veo cómo mutan, los veo flotar dejándose llevar por la corriente. Ellos existen en un universo paralelo, sobre la superficie, donde el sol brilla tan fuerte que el reflejo no los deja verme. Yo los observo desde el fondo, como una sirena que no puede caminar, como un ser mitológico que podría ser real si lo vieran. Aplastada por veinte mil palabras en la boca que a ellos nunca les interesó escuchar, y un tesoro escondido en lo más profundo de mi pecho latiendo... a punto de reventar.


1 comentario:

Maga h dijo...

...se te nota ahogada...tal vez el primer paso sea salir a la superficie, tomar aire y abrir grande los ojos!

Abrazo